miércoles, 26 de noviembre de 2008

Eisner, Elliot; “Educar la visión artística”; Martínez Roca; Barcelona; 1987.
Capítulo Nº 2: “El papel de los sentidos en la formación de conceptos”

Para el autor de debe centrar en el desarrollo de la cognición como una meta educativa, ya que es muy apropiada para fomentar, en los centros educativos, la capacidad en el alumno de entender el mundo, enfrentarse a los problemas y adquirir variedades de significados a través de ésta.
Con demasiada frecuencia lo cognitivo y lo afectivo se consideran como estados distintos e independientes del organismo humano. Se determina así que los estudios cognitivos, requieren de la actividad pensante, y deben enseñarse cuando los alumnos están frescos y despejados, puesto que el pensamiento, en contraste con el sentimiento. Por ejemplo, las Bellas Artes.
El estudio del tiempo, está dedicado a una asignatura determinada no es el único factor que influye en lo que aprenden los niños. También es importante el momento en el que se enseñan las materias.
Por otro lado, se afirma que no puede darse ninguna actividad afectiva sin cognición, un tener sentimiento y no conocerlo es tanto como no tenerlo.
Es decir , que el afecto y la cognición no son procesos interdependientes, ni son tampoco procesos que puedan separarse, sino que se interpenetran como lo hacen la masa y el peso. Forman parte de la misma realidad de la experiencia humana.

Hacia una perspectiva más amplia de la cognición

Una perspectiva de la cognición que restringe el pensamiento y el conocimiento a formas de actividad mental que son exclusivamente discursivas o matemáticas deja fuera mucho más de los que incluye. John Dewey expresó opiniones sobre la relación entre la inteligencia y el arte, un área llamada afectiva.
Se tiene que tener presente que la tendencia a considerar la cognición como algo independiente de los “datos sensoriales” y los sentimientos tienen una larga historia.
Según Eisner, se podría formular una política de currículum más apropiada, apelando a un concepto más amplio de la inteligencia y elaborando programas educativos destinados a reforzarla. El desarrollo de un concepto más amplio de la inteligencia puede iniciarse examinando la función de los sentidos e identificando el papel que juegan en el progreso intelectual.
La mayoría de nosotros asumimos naturalmente que, podemos examinar casi todo lo que el mundo ofrece. Teniendo los sentidos intactos y se aprende a usarlos en distintos grado. Nuestra concepción del mundo no excede de lo que nuestros sentidos han hecho posible. Así como también, a través de la imaginación, la creación de imágenes mentales, podemos concebir lo que nunca hemos experimentado en el mundo empírico. Lo que uno puede experimentar a través de cualquiera de los sistemas sensoriales no solo depende de las cualidades del entorno, sino también de los propósitos.
Se ha observado que no solo existe una relación transaccional o recíproca entre las cualidades del entorno y las estructuras cognitivas o los esquemas previsores que posee un organismo, sino también que la misma percepción es constructiva.
La perspectiva teórica, implica que el centro principal de la atención experimental debe estar en las cualidades del estímulo más que en los marcos de referencia que el organismo probablemente usará para interpretar sus cualidades. El término “estímulo” connota que las condiciones ambientales son los principales determinantes de la respuesta. La formación de conceptos depende de la construcción de imágenes derivadas del material que proporcionan los sentidos. Tales conceptos se elaboran a partir de las cualidades que poseen los particulares desde los que se interpretan los esquemas generales. Para Eisner, es indiscutible que el lenguaje proposicional funciona en gran manera como un sustituto de la experiencia con material cualitativo. Ya que utilizamos un lenguaje definido de una manera convencional, con lo cual nos desenvolvemos bastante bien, pero aun así lo que las frases significan depende de nuestra habilidad para recordar los referentes de los términos y las relaciones que existen entre ellos. Según la tradición, la formación de los conceptos depende siempre del uso del lenguaje discursivo.
Chomsky señala sobre el hecho de que el lenguaje no agota las actividades a las que denominamos pensamiento es importante por varios motivos. En primer lugar porque el pensamiento humano requiere una mediación discursiva o matemática. Además, lo que se reconoce es que las formas del pensamiento humano son múltiples y que le lenguaje, no es más que una entre las muchas que emplea. En segundo lugar, sugiere que pensar y experimentar son aspectos que no pueden separarse con facilidad.
Las conductas que no requieren pensamiento son el parpadeo, la dilatación de la pupila, por ejemplo. Sin embargo, experimentar las cualidades del sonido, el tacto y el gusto requiere de atención.

Perspectiva extendida del conocimiento

Las limitaciones de la perspectiva del conocimiento tienen consecuencias, no solo para el currículum escolar, sino también para la orientación y financiación de las investigaciones.
Las proposiciones sobre cuestiones empíricas deben relacionarse con esas cuestiones mediante el contacto directo o la imaginación para que tengan significado y para que las proposiciones en tanto que una forma más de representación.
Por tanto, el conocimiento debe estar encarnado en proposiciones que conduce a la creencia de que ciertos modos de pensamiento son afectivos o emotivos, mientras que otros son cognitivos e inteligentes. El significado es el producto de uno y la expresividad del otro. Las ciencias se convierten en la avenida hacia la verdad, y las artes en los caminos del placer y la liberación emocional. La comprensión es asunto exclusivo de las proposiciones verificadas, y la afirmación poética se considera como no cognitiva. Nuestra experiencia del mundo es básicamente cualitativa. Los conceptos se inician en las formas de experiencia que posibilitan los sentidos.

¿Existen conceptos no cualitativos?

Se intenta dar sentido a las etiquetas verbales proporcionándoles un contenido que se pueda experimentar directamente o imaginar, una imagen que transmite el sentido de la etiqueta.
El hecho de que las cualidades del entorno sean múltiples significa que las formas que pueden conocerse esas cualidades también son múltiples en potencia. La capacidad de experimentar la multiplicidad de las cualidades del entorno es uno de los objetivos que, según Eisner, deberían proponerse a los programas educativos.

Capítulo Nº 3: “Las formas de representación”

Las formas de representación son dispositivos usados por los individuos para hacer públicas las concepciones que tienen en privado. Son los vehículos a través de los cuales los conceptos que son visuales, cinestéticos, olfativos, gustativos y táctiles adquieren la condición de públicos, condición que puede adoptar la forma de palabras, imágenes, música, matemáticas, danzas, etc.
La selección de formas de representación no solo funciona como un vehículo para transmitir lo que ha sido conceptualizado sino que las formas de representación también ayudan a articular las formas conceptuales. De este modo, es posible identificar las diversas maneras en que la selección de un forma de representación influye no solo en el contenido de la representación sino que en el contenido de la concepción. En primer lugar, a medida que uno adquiere habilidad, aumenta la tendencia a querer usar tales formas y es posible que se convierta en un marco de referencia importante para la percepción. En segundo lugar, las habilidades que poseemos en el uso de las formas particulares de representación influyen en la extensión en que aquello que conocemos conceptualmente puede representarse en público. En tercer lugar, la forma particular de representación que uno selecciona pone límites a lo que uno es capaz de decir, al margen del nivel de habilidad que uno posee.
Por tanto, la elección de una forma de representación es una elección de la manera en el que el mundo puede concebirse, así como una elección de la manera en que se representará públicamente.
Trabajar con formas de representación proporciona al individuo la oportunidad no solo de actuar en el papel de creador sino también en el crítico. Cada una de estas formas públicas estabilizadas proporciona un contenido para el análisis, la revisión y la apreciación.
El proceso de trabajar con una forma de representación aclara, confiere detalle, proporciona material sobre el que pueden trabajarse las ideas y efectuar correcciones.
Podríamos considerar las formas de representación como instrumento alteradores de la mente, vehículos artificiales mediante los cuales se cambia la calidad de la experiencia.

Un modelo visual

La frase de “forma de representación” se ha conceptualizado para referirse al medio expresivo usado para hacer público un concepto. Cualquier forma de representación que un elija transmite información a través de sistemas sensoriales y de ahí que una forma de representación pueda ser visual, auditiva, táctil, cinestética, gustativa u olfativa.
Las formas de representación son una fuente principal de esa experiencia. Donde los conceptos se forman a partir de la experiencia que posibilitan los sistemas sensoriales y posteriormente puedan etiquetarse mediante el uso del discurso, aunque gran parte de nuestra experiencia no admitirá la impresión de una etiqueta verbal.
La forma determinada de representación elegida estará influida por sus habilidades tanto como sus propósitos. La transformación desde la concepción, forman parte del entorno sobre el que puede reflexionar más.
La creación de una forma de representación no solo sirve como medio para transmitir a otros las concepciones que sostiene el individuo sino que también proporciona a ese individuo una información sobre los resultados.
Eisner plantea que en la educación es el cultivo de la inteligencia en las diversas maneras en que puede funcionar. Ya que se busca liberar en vez de controlar.

Modos de tratar las formas de representación

Estos modos de representación pueden ser miméticos, expresivos o convencionales.
Respecto al primero, éste es quien comunica a través de la imitación mediante la réplica, a los rasgos superficiales de algún aspecto del mundo cualitativo.
Un ejemplo de ello es la imagen creada, donde se comparte alguna similitud estructural con el objeto o situación para cuya representación ha sido diseñada. ( Ej.: las formas visuales de las huellas dactilares).
La segunda clase de tratamiento utilizada para modelar a las formas de representación es el modo expresivo. Este representa no son a los rasgos superficiales del objeto sino más bien a su estructura profunda y su carácter expresivo.
La forma en que podrían representarse estas cualidades expresivas es precisamente lo que el artista debe crear. No existen formulas codificadas para producirlas. Lo que el artista desea hacer no es imitar los rasgos superficiales de un avión en movimiento por ejemplo, sino revelar sus propiedades esenciales, es decir, su carácter expresivo. En ello interviene también una clase de imitación, pero no es la imitación de las cosas vistas sino más bien de las cosas experimentadas.
Por tanto, es importante reconocer que existe el tratamiento expresivo de las formas de representación y que actúa para modelar nuestra experiencia. Asimismo, el modo expresivo de tratamiento no es simplemente un artificio agradable, un aderezo del contenido para hacerlo más sabroso sino que es en sí mismo parte del contenido de la forma de representación.
El tercer tratamiento es el modo convencional, este significa que como los individuos viven en sociedad dentro de una cultura, aprenden que ciertas convenciones ocupan el lugar de otra cosa, ejemplo de ello es el semáforo, una cruz, la palabra “mesa”, etc.
Es importante la diferencia entre los modos de tratamiento mimético y expresivo y el modo convencional. En los modos mimético y expresivo actúan relaciones analógicas, y en cada caso lo que se crea es análogo a algunos aspectos de la forma representada, cosa que no ocurre en el modo convencional de tratamiento.
Las distinciones que se ha hecho entre mimético, lo expresivo y lo convencional no deben interpretarse en el sentido de que una forma de representación utiliza solamente un modo de tratamiento sino que los tres aspectos se combinan. Por ejemplo en las artes visuales, la pintura.

La sintaxis de las formas de representación

La sintaxis, es un término que se usa corrientemente con relación al lenguaje hablado o escrito, pero su raíz griega significa “disponer”. La sintaxis es la disposición de las partes dentro de un conjunto. En las artes, por ejemplo se dispone de elementos distribuidos de tal manera que la estructura de la misma sea coherente.
Por otro lado, están las formas de representación que utilizan una sintaxis más figurativa gobernada por las reglas. Las formas de representación a la que se hace referencia, pueden ilustrarse por medio de las Bellas Artes.
Tenemos presente que lo que se ha reconocido intuitivamente es que las artes son formas no limitadas a unas reglas muy formalizadas.
Por un lado, ninguna pintura o composición musical se gobierna por reglas mediante las cuales cada elemento y combinación entre ellos está tan especificado que, al aplicar las reglas a lo creado sea posible determinar sin ambigüedad si la creación es correcta o incorrecta. Por otra parte, en las sintaxis gobernadas por las reglas, es posible la paráfrasis literal, y se puede traducir el contenido de una forma o declaración a otra sin pérdida de significado.
Las sintaxis en cada extremo de la línea continua, desde las gobernadas por las reglas hasta las figurativas, tienen diferentes virtudes.
Es importante además, observar el hincapié casi exclusivo que se hace en el currículo de la escuela elemental sobre el dominio de las formas de representación que acentúan las sintáxis gobernadas por las reglas.

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